En una época en la que el individuo ha pasado a ser un número, uno más de entre los 7 mil millones de habitantes, uno se siente conforme con no destacar sobre los demás y de sólo formar parte del grupo, de su hábitat.

Pero en mi caso, hay algo que me impulsó en su momento, y me sigue impulsando a día de hoy, a salir del grupo y del convencionalismo, y es la necesidad de hacer fotografías, la necesidad de pasar de "estar conforme" a "sentirme realmente bien".